Diario de una viajera (super cliché ¿no?)

Esta es la historia de dos chicas que un finde decidieron darse un viaje por la maravillosa Mendoza en búsqueda de sabores, olores y todo lo que tenga que ver con uva fermentada para olvidar sus penas y pasar un rato de amigas muy necesitado. 

Primer acontecimiento que ocurre: me roban el celular un día antes del viaje. Bueno, ¿qué tiene que ver? dirán ustedes. Pues, ¡mucho obvio! las fotos. Hoy en día nada es igual a poder compartir tus aventuras real-time a través de Instragram, Facebook o Twitter. La vida no tiene sentido sin poder compartir esas fotos, es la cruda realidad. Y si, yo confieso, soy de esas foto junkies ( pero no de las ridiculas que le toman foto a cuanto plato mal decorado de comida, o selfies con tags como #me #yo #linda #nena), pero si trato de captar momentos, o cosas que creo podrían interesar a otros, y así compartirlas. Bueno, ya con un iphone menos se nos empezó a complicar el viaje. "Tengo que llevar la cámara"... ¿cámara? mmmm creo que tengo una HP guardada en algún lado. 

Entre todo el acontecimiento previo al viaje, digase denuncia en comisaria, ida a Personal para anular mi linea y reportar el robo, llanto, impotencia y arrechera.. mi viernes pasó volando y apenas pude preparar mi maleta. "No olvides la cámara" me dice mi amiga por múltiples mails. Cómo se nota que me desacotumbre a una cámara. Cuando llego a Mendoza el sábado en la mañana, y saco la bendita cámara, me doy cuenta que olvidé el cargador... chann... bueno, no importa la pila aguantará algunas fotos. Pila descargada...channn. Bueno, no importa, vamos a comprar un cargador universal. Cargador comprado, pila supuestamente cargada, pila no sirve...channnn, nos jodimos. Con la insistencia del saboteo tecnológico que sufría ese fin de semana, sólo nos quedo un Blackberry para las fotos. 

A ver, no tengo nada en contra del querido Cereza Negra, pero seamos honestos, el Curve no se destacó por la calidad de sus fotos o sus megapixeles, ¡para nada! Pues con eso quedamos jajajaja, no lo podíamos creer pero así fue. Tanto que nos burlamos del pobre teléfono, la noche siguiente, se bloquea, y ahí entramos en pánico porque las únicas fotos de nuestro lindo viaje estaban ahi, ¡ahi!

A todo esto, debo mencionar lo maravillosa que es Mendoza, y sus paisajes. Increible, la pre cordillera y cordillera al fondo como una postal. Los viñedos con sus historias y narraciones de cómo hacen el vino, las bodegas con su imponencia y Mendoza con su gente, muy linda su gente. Visitamos cuatro bodegas en total, Weiner y Nieto Senetiner en Chacras de Coria y luego Salentine en Valle de Uco y por último bodegas La Rural. Increibles todas. Cada una con su toque de historia y con su peculiar vocabulario para describir los distintos varietales. Aprender cómo describir el color, el olor, el sabor del vino es una experiencia única. La verdad nunca fui amante de la enología pero debo confesar que me divirtió mucho... en especial la cata jaja. 

Pasear en bici y visitar las bodegas fue muy divertido, ya después de la segunda degustación pensabamos que era un peligro andar en bicicleta bajo los efectos del alcohol, en especial porque en la parilla trasera de la bici llevabamos botellas de vino. ¿Qué les puedo decir? =)

Finalmente el BB se salvó y las fotos permanecieron intactas, las super fotos de nuestro paseo a Mendoza si quedarán para el baúl de los recuerdos viajeros de dos amigas que desde viajes exóticos a la India hasta viajes más cercanos como a Mendoza, seguirán viviendo anécdotas de este tipo en sus viajes. Después de todo, de ese se trata ¿no?

Una vez las tenga en mi compu, las compartiré ( con sus 2 mega pixel y todo). 

¡Salud!

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