Mi colección de recuerdos

Si no tuviéramos fotos, videos, diarios, retratos, tarjetas de cumpleaños, navidad, comunion... igual lograríamos mantener el recuerdo de la niñez, siempre habrá alguien que te diga una anécdota, un cuento o alguna experiencia compartida con aquel niño o niña que una vez fuiste. Yo, lamentablemente no fui afortunada de tener una memoria fotográfica, de hecho, considero que tengo una memoria bastante complicada, que recuerdo lo que me conviene,lo que me dolió o o lo que me hizo muy feliz. Siempre he dicho que recuerdo mi niñez como la mejor, y en la cual conté con la dicha de estar rodeada por personas que me querían mucho mas de lo que yo podría creer, y me sucedieron cosas afortunadas. Resulta que desde chiquita fue una niña muy querida,( eso sonó muy Colombiano jejeje) querida por mis padres, mis tios, abuelos, amistades de mis padres, y hasta las niñeras me adoraban. La verdad nunca entendi cual era la fascinación conmigo, y a veces pensaba que hasta lo hacian por hacerme sentir bien. Yo se que luego que mis padres murieron, obviamente hubo un sentimiento de querer cuidarme, y darme lo que habia perdido de alguna manera, y que entonces muchas personas me trataban un poco "especial";  puedo entender ese super cariño que la gente me tuvo. Sin embargo, el cariño y amor que me tenían fue desde que nací! para mi sorpresa,hoy me doy cuenta que  siempre fue así. Bueno, sorpresa no, sino algo extraño, como un amor grande que aquellos adultos me demostraban, y yo, de niña, lo asumía en aquel entonces como algo normal, los adultos aman y consienten mucho a los niños, a todos! Pues no, mi situación era muy particular.

Yo no soy la persona mas cariñosa del mundo, de hecho, a veces, o en ocasiones me cuesta ser amorosa. Expresiva si! mucho, digo, escribo, grito todo lo que siento. Pero resulta que de niña era muy dulce, amorosa y cuidadosa (cuidadosa si lo recuerdo muchisimo). Recuerdo que cuando salía con mi mama para alguna reunión de adultos, yo me sentaba en el sofa casi en la orilla, y de ahí no me movia al menos que me dijeran o cuando ya mi mini vejiga me reprochaba por aguantar tanto las ganas de ir al baño. Pedir algo? que vergüenza! no, yo no pedia, al menos que me ofrecieran. En fin, cosas como estas si recuerdo que me caracterizaban de pequeña. Incluso para pedirle a mi mamá que me comprara un juguete era todo un proceso. Yo decia- "mami, vamos a pasar un momentito por la jugueteria, a ver". Íbamos, llegabamos a la jugueteria, yo miraba todos los juguetes, los viejos, los nuevos y cuando veia algo que queria, lo tomaba y empezaba a describir lo "bueno" de tener ese juguete a mi mamá. Como si yo estaba vendiendoselo a ella! Se podrán imaginar, una niña de 8 años explicando las bondades que tenia la Barbie Hawaiana! hasta que me decian "hoy no Melissa, despues te compró la Barbie". Así era yo.

Cuando empece a vivir con mi abuela, tenía 10 años y aunque siempre viajábamos de visita anualmente o ella nos visitaba a nosotras, yo era muy tímida con ella. Aun me daba pena pedirle cosas, o tomarlas. Recuerdo que me daba vergüenza tomar las galletas de la cocina , y me moria de pedir permiso, así que entraba escondida a la cocina y sin hacer ruido tomaba las galletas y corría a mi cuarto. Al llegar a la cama con las 4 Oreos era como haber logrado una gran hazaña y mi premio eran las galletas.

Cosas como estas y más debería poder recordar. Lamentablemente no tengo la memoria de una HP o Mac ultimo modelo. Sin embargo, en esos momentos menos esperados, regresan a tu vida aquellas personas especiales, esos adultos que te querian tanto cuando eras pequeña, y compartian contigo mas de lo que tu pudieras imaginar, pero que hoy luego de tantos años, no recuerdas. Aquella amiga de tu mamá que vivía el día a día contigo y con tus padres, que conocía que te gustaba comer y que no podías ni tragar, que sabía lo maravillosa que era tu mamá, lo amoroso que era tu papa y lo felices que eran todos en esa epoca.

Que afortunada sigo siendo, de que vuelvan a mi, esas personas, que al preguntarles como era yo de niña, me den uno de los recuerdos mas dulces que ahora podré sumar a mi álbum de memorias :  " Te recuerdo como una niña muy cuidadosa y amorosa. Una vez fuimos las dos solas a comernos una barquilla, en San Felipe, te sente en el puesto de atrás por q ibamos solas y oi que llorabas, te pregunte por que? y me dijiste: Rosita, manché tu carrito con mi barquilla".

Cosas como estas, no tienen precio. Gracias Rosita, por el mejor regalo que me han dado en tanto tiempo. Mi corazón comienza a recordar, ayudando a mi mente retomar el camino hacia aquel lugar.

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